A Q U E L A L G O
Aquel algo que, un instante antes de su muerte cerebral, el despliegue torrencial de sus recuerdos le hizo seguir en la vida ,y, moverse físicamente en ella, como si fuera un ectoplasma; habría enloquecido si hubiera seguido vivo en la realidad, después del despliegue instantáneo de toda su vida.
Los recuerdos comenzaron a aparecer en su mente con la lentitud y la suavidad de una rememoración buscada, mientras el cerebro se apagaba, pero después el torrente de aquellos consiguió reactivarlo, hacer emerger otras áreas más allá de la mente de un ser vivo y ectoplasmar el cuerpo.
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Cada rememoración –un hecho, un sentimiento, una emoción, una causa, una consecuencia, una circunstancia –pronto dejó de ser una sola vivencia; porque ninguno de sus elementos fue un dato único, sino plural; y la velocidad –acelerándose continuamente- del proceso del recordar fue reactivando el cerebro, pero haciendo imposible que aquella mente realmente tuviera conciencia de lo que le llegaba; aunque posible, el deterioro funcional del aquel… Cuando éste llegó, ninguno de los elementos del recuerdo quedó unido a los otros asociados a él; sino que todo fue un caos; un caos que destruirá el espacio y el tiempo de lo que fue su vida, deshará la mente que humanizaba al algo, y se irá separando lo que es el ser –aquellas áreas emergentes- de lo que antes había existido, dejando a éste entre esas dos realidades, en un resto energético que pronto desaparecerá.
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El algo –cualquier algo- en el momento de la muerte reconoce, siente, revive y recuerda su vida a través de su espacio y su tiempo; después es un resto orgánico que restituye su materia y su energía, y, se ectoplasma: ya no existe, pero empieza a ser ser, en tanto desaparecen él y su recuerdo.
El ectoplasma es una memoria que, desbaratada en su espacio y tiempo; sólo tiene como soporte existencial lo que es un recuerdo de vida rota, incomprendida, absurda, deshilachada y vacía; y un afecto que lo mueve a buscar, no encontrar, pedir y ser desoído; porque no está en la existencia.
…Cuando estaba, cuando existía, cuando recorría su tiempo y se movía en su espacio, se sentía en todo; cuando se aquietaba el hacer, meditaba y se buscaba fuera, siempre encontraba un anhelo y siempre llegaba su nostalgia, traídos por el recuerdo; pero el recuerdo estaba hecho de hilos a través del tiempo, nunca rotos y nunca siendo los mismos, aunque siempre separados de otro hilo que venía de aquello que anhelaba, lo ennostagiaba y lo sentía ser;…lo que ahora, después de la muerte, está siendo.