E
L V A C Í O
Fuera del tiempo
estaba el lugar, y, fuera de éste estaba el vacío. Ante él –que no parecía tener
vida-se oían sonidos de notas sueltas, bruscas, encadenadas en disonancias,
intempestivas y desmedidas; que no eran más que lamentos angustiados por
algo, aunque tan entrecortados que casi
encubrían el sonar de su música, de su
pena.
El vacío no era de una nada; sino algo
que era –rareza de la vida, de la creación, o de la existencia- como un caos,
como una informidad en la que podía empezar todo o desaparecer…Y el alma –de aquella
mente que tuvo el recuerdo, se sintió trastornada…
…Ahora, la mirada del alma nota que,
desde el propio borde del lugar, el abismo
se hunde en sí mismo sin que nunca acabe de hacerlo; y, que al ir
descendiéndolo no encuentra nada que no vuelva a agitarla. Y, sin embargo, todo
le parece estar lleno de naturaleza que podía sosegar su intranquilidad; pero nada de esto sucede…
…El alma sigue trastornada; igual que se
sintió cuando el tiempo dejó fuera de sí a aquella mujer y al hombre, y,
vió el vacío cercano al lugar…
En él, hay árboles, laderas
despeñadas, lomas que descienden, arroyos, y una vegetación que cubre todo el
roquedal del suelo. Pero los troncos –enhiestos y deshojados, que emergen desde
tan hondo y casi llegan al borde del abismo, despiertan el miedo antiguo que
dejan, y, con ellos, todo el lugar; que, además, parece acercar la sima para
hundir en ella. Hasta el agua que discurre en los parajes más profundos y sin
sonido alguno, presagia algo temido al desaparecer en los sumideros del fondo.
Además, es algo extrañamente falto de vida
y de lo que la sustenta: El aire es como una humareda fétida de pantano que lo
ahoga todo: el cielo encima del vacío, es sólo un trozo de la nada; la vegetación
que se esparce en el lugar está muerta, aunque se mantenga erguida y
pegada a su suelo; y el silencio de cualquier sonido de vida es absoluto.
Todo este aparente paraje de la
naturaleza es un caos de lo que antes debió ser en esta realidad; algo informe
al estar deshecho, y algo que sobrecoge al no desaparecer sino quedarse en pié.
Pero, hay más que una mera aparición de este lugar abismal ante el alma; porque
ésta siente un tirón –desde la sima que le ha despertado un temor antiguo- que
no puede ignorar y que la lleva dentro del vacío.
El alma –atrapada en aquel hombre,
aunque después liberada en el recuerdo- entra en el abismo,…como si una fuerza
la sacara de ella misma.
…Nada más estar en él, nota que éste
no tiene la realidad de antes, y, que lo que veía y sentía fuera era lo que
creaba el miedo a desaparecer de su parte viviente. Ahora no hay lugar, ni sima; pero el temor –antiguo y
olvidado-permanece en ella, la fuerza sigue, y, el alma se mueve sin saber
dónde.
Todo lo que hay en el vacío es un
alma, un miedo y una fuerza; que están en un espacio que no cambia, un tiempo
que no transcurre y una materia ajena al
alma; pero hay algo que sí se mueve,
porque se transforma en algo: materia en materia.
El temor, tan intenso fuera del vacío, ha
desaparecido sin que el alma lo haya sentido decrecer; pero, el no tener miedo la ha liberado de aquella
fuerza que la atrajo hasta aquí y que parecía extraña a ella; aunque ahora, no
hay nada en su exterior que la mueva en este espacio.
Hay algo –que era del alma- que se ha
ido a la vez que el miedo: su materia. Ésta se ha disgregado, reducido, deshecho y vuelta la misma materia que llenaba el vacío. Y la fuerza que
impulsaba al alma – a su materia- ha cesado después de la fusión; igual que el
temor a perder la parte viviente de su ser, que ha desaparecido al quedar ésta
separada de ella.
El alma –en este espacio quieto,
lleno y sin tiempo- se encuentra ajena, pero también se siente libre y ella
misma; y sabe que es de otra realidad distinta de lo que hay aquí; y, es este
saber el que –como aquella fuerza que atraía a su materia- la lleva a ser lo
que es…
…El alma desaparece de este espacio.
Su sustancia –la energía primera hecha materia primera- ha vuelto a ser
energía, y ha atravesado aquel espacio a través de sus vacíos; hasta que ha
aparecido en algo –fuera de cualquier dimensión- siendo ya, plenamente, lo que
era antes de hacerse vida; y, a la vez, ha dejado de ser…una parte para ser
todo: un alma, para ser el Ser.
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El alma de aquella
mente que tuvo el recuerdo, en el que se trastornó; cuando el tiempo dejó fuera
de sí a aquella mujer y al hombre, y, vió el vacío; después entró en él, se liberó y llegó –a través de
un sueño- a su propia realidad.
Ahora, el alma –todavía en su sueño- deja el lugar del Ser, regresa a aquel
espacio –quieto y sin tiempo- siguiendo su propio designio. y, vuelve a hacerse
vida.
Cuando abandona el vacío y llega al
paraje en el que empezó todo, el alma –ya fuera de su sueño- sólo tiene el
recuerdo de la mente…Los lamentos siguen sonando e aquella música; y, el alma –ahora-
siente el mismo temor a desaparecer que cuando vió el vacío: el temor de su parte viviente; sólo
eso.