sábado, 31 de marzo de 2018

EL VACÍO



                                        E L   V A C Í O

                         Fuera del tiempo estaba el lugar, y, fuera de éste estaba el vacío. Ante él –que no parecía tener vida-se oían sonidos de notas sueltas, bruscas, encadenadas en disonancias, intempestivas y desmedidas; que no eran más que lamentos angustiados por algo,  aunque tan entrecortados que casi encubrían el sonar  de su música, de su pena.
          El vacío no era de una nada; sino algo que era –rareza de la vida, de la creación, o de la existencia- como un caos, como una informidad en la que podía empezar todo o desaparecer…Y el alma –de aquella mente que tuvo el recuerdo, se sintió trastornada…
         …Ahora, la mirada del alma nota que, desde el propio borde del lugar, el  abismo se hunde en sí mismo sin que nunca acabe de hacerlo; y, que al ir descendiéndolo no encuentra nada que no vuelva a agitarla. Y, sin embargo, todo le parece estar lleno de naturaleza que podía sosegar su intranquilidad;  pero nada de esto sucede…
          …El alma sigue trastornada; igual que se sintió cuando el tiempo dejó fuera de sí a aquella mujer y al hombre, y, vió  el vacío cercano al lugar…
         En él, hay árboles, laderas despeñadas, lomas que descienden, arroyos, y una vegetación que cubre todo el roquedal del suelo. Pero los troncos –enhiestos y deshojados, que emergen desde tan hondo y casi llegan al borde del abismo, despiertan el miedo antiguo que dejan, y, con ellos, todo el lugar; que, además, parece acercar la sima para hundir en ella. Hasta el agua que discurre en los parajes más profundos y sin sonido alguno, presagia algo temido al desaparecer en los sumideros del fondo.
        Además, es algo extrañamente falto de vida y de lo que la sustenta: El aire es como una humareda fétida de pantano que lo ahoga todo: el cielo encima del vacío, es sólo un trozo de la nada;  la vegetación  que se esparce en el lugar está muerta, aunque se mantenga erguida y pegada a su suelo; y el silencio de cualquier sonido de vida es absoluto.
          Todo este aparente paraje de la naturaleza es un caos de lo que antes debió ser en esta realidad; algo informe al estar deshecho, y algo que sobrecoge al no desaparecer sino quedarse en pié. Pero, hay más que una mera aparición de este lugar abismal ante el alma; porque ésta siente un tirón –desde la sima que le ha despertado un temor antiguo- que no puede ignorar y que la lleva dentro del vacío.
         El alma –atrapada en aquel hombre, aunque después liberada en el recuerdo- entra en el abismo,…como si una fuerza la sacara de ella misma.
         …Nada más estar en él, nota que éste no tiene la realidad de antes, y, que lo que veía y sentía fuera era lo que creaba el miedo a desaparecer de su parte viviente. Ahora no hay lugar,  ni sima; pero el temor –antiguo y olvidado-permanece en ella, la fuerza sigue, y, el alma se mueve sin saber dónde.
          Todo lo que hay en el vacío es un alma, un miedo y una fuerza; que están en un espacio que no cambia, un tiempo que no transcurre y  una materia ajena al alma; pero hay  algo que sí se mueve, porque se transforma en algo: materia en materia.
         El  temor, tan intenso fuera del vacío, ha desaparecido sin que el alma lo haya sentido decrecer; pero,  el no tener miedo la ha liberado de aquella fuerza que la atrajo hasta aquí y que parecía extraña a ella; aunque ahora, no hay nada en su exterior que la mueva en este espacio.
         Hay algo –que era del alma- que se ha ido a la vez que el miedo: su materia. Ésta se ha disgregado,  reducido, deshecho y vuelta la misma  materia que llenaba el vacío. Y la fuerza que impulsaba al alma – a su materia- ha cesado después de la fusión; igual que el temor a perder la parte viviente de su ser, que ha desaparecido al quedar ésta separada de ella.
          El alma –en este espacio quieto, lleno y sin tiempo- se encuentra ajena, pero también se siente libre y ella misma; y sabe que es de otra realidad distinta de lo que hay aquí; y, es este saber el que –como aquella fuerza que atraía a su materia- la lleva a ser lo que es…
         …El alma desaparece de este espacio. Su sustancia –la energía primera hecha materia primera- ha vuelto a ser energía, y ha atravesado aquel espacio a través de sus vacíos; hasta que ha aparecido en algo –fuera de cualquier dimensión- siendo ya, plenamente, lo que era antes de hacerse vida; y, a la vez, ha dejado de ser…una parte para ser todo: un alma, para ser el Ser.
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                         El alma de aquella mente que tuvo el recuerdo, en el que se trastornó; cuando el tiempo dejó fuera de sí a aquella mujer y al hombre, y, vió el vacío; después  entró en él, se liberó y llegó –a través de un sueño- a su propia realidad.
         Ahora, el alma –todavía en su  sueño- deja el lugar del Ser, regresa a aquel espacio –quieto y sin tiempo- siguiendo su propio designio. y, vuelve a hacerse vida.
          Cuando abandona el vacío y llega al paraje en el que empezó todo, el alma –ya fuera de su sueño- sólo tiene el recuerdo de la mente…Los lamentos siguen sonando e aquella música; y, el alma –ahora- siente el mismo temor a desaparecer que cuando vió  el vacío: el temor de su parte viviente; sólo eso.
  

                    
                                     

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